
Hoy hace tarde de sofá, acomodaos con la manta y un poco de chocolate en mano... Os contaré una historia divertida que muchos de vosotros no conoceréis.
Cuentan, según la tradición italiana, que cuando se perdieron los Reyes Magos de camino a Belén pidieron ayuda a una anciana para que ésta les guiase hacia el lugar donde se encontraba Jesús. A pesar de las súplicas de los Reyes, la anciana no accedió y se quedó en su casa pero, después de pensárselo dos veces, se arrepintió y salió corriendo a su encuentro con una cesta repleta de dulces en la mano. Pero ni rastro de los Reyes. Entonces, se le ocurrió una magnífica idea:
-Entraré en cada una de las casas que encuentre a mi paso y dejaré un dulce para cada niño, sólo así conseguiré entregarle mi ofrenda al niño Jesús -pensó para sí misma.
Desde entonces, en señal de arrepentimiento, cada 6 de enero la fea viejecita monta en su escoba y acude a las casas de todos lo niños de Italia para llenar con regalos y caramelos los calcetines que éstos cuelgan en las chimeneas de sus casas.