Caminé hasta el solitario jardín, conocido como el "jardín de las amoratadas y tristes margaritas".
Me acerqué hasta el mirador...
y, fascinado por el paisaje, me olvidé de que sufría vértigos.Por la tarde me fui al acuario. ¡Me fascinan los peces! ¡Mirad que foto tan bonita me hizo una señora!
Se durmió el sol, y con su cerrar de ojos se despertó la luna.
Nunca se me ha dado bien eso de bailar, así que aproveché la discreción de la noche para echarme un baile.
Pero enseguida me fui a casita. La noche no es para mí.
2 comentarios:
Qué un día alguien dijera que eras como un llavero no debería de haberte afectado tanto...
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