Las palabras que nacían sin quererlo ella misma, como flores silvestres que no hay que regar, eran las que más le gustaban, las que le daban más felicidad, porque sólo las entendía ella. Las repetía muchas veces, entre dientes, para ver cómo sonaban, y las llamaba "farfanías". Casi siempre le hacían reír. -Pero ¿de qué te ríes? ¿Por qué mueves los labios? -le preguntaba su madre, mirándola con inquietud. -Por nada. Hablo bajito. -¿Pero con quién? -Conmigo; es un juego. Invento farfanías y las digo y me río, porque suenan muy gracioso. -¿Que inventas qué? -Farfanías. -¿Y eso qué quiere decir? -Nada. Casi nunca quieren decir nada. Pero algunas veces sí.
Caperucita en Manhattan. Carmen Martín Gaite
Apadrina una palabra
Reserva de Palabras es un espacio virtual dedicado a la lengua, que intenta mantener vivas las palabras que han caído en desuso y los términos que los hablantes encuentran amenazados por la pobreza léxica, los extranjerismos o los eufemismos. Os invito a visitar www.reservadepalabras.org y a reservar vuestra palabra favorita. Yo elijo bártulos, me parece ¡tan útil!
6 comentarios:
¡A mí unos días me gusta... y otros también!.
Un besín.
La mía me encanta, la tuya... la desconozco, pero hace muchos años que sé que no quisiera morirme sin cruzar esta puerta:
http://farm4.static.flickr.com/3146/2983638858_9d1fb28f46.jpg
El "Duomo di Milano" y la "Cathédrale Notre-Dame".
Siento tánta fascinación por las catedrales en general, góticas en particular, como desencanto por "su religión". ¿Paradójico, verdad?
Besetes.
Paradójico o no, a mi también me pasa. ¡Muévete!, Milán está a la vuelta de la esquina...
Hola Sonia.
Siempre he tenido ganas de ir a Milan, ahora ya ni te cuento.
Un beso.
Tutti a Milano! :)
Yo también voy, apúntame.
Saludos.
P.D. ¿A que ibas a dejarme en tierra?
Publicar un comentario