martes, 20 de septiembre de 2011

Chinchín

En tiempos de crisis, cuando todo está de capa caída y la risa exagerada es acto de locos, las pequeñas simplezas se convierten en motivo de fiesta. Lo siento, soy adicta a las celebraciones. Adoro las serpentinas de colores y los confeti, es más, le entregaría el Nobel de la Felicidad al genio que inventó el champagne. Sin motivos aparentes ni fechas señaladas, brindo porque hace un segundo alguien me propuso acompañarle... sin decir adónde.

2 comentarios:

Raquel dijo...

Tú que haces un acontecimiento de encontrar aparcamiento para tu bici, no quiero ni pensar de que manera habrás celebrado una cita sin destino.

Besetes.

sonia dijo...

Cualquier excusa es buena para hacer fiesta.