domingo, 14 de septiembre de 2008

Escritor a la fuerza


Lo confieso: la literatura es mi sustituta perfecta de la religión y las drogas. Es algo necesario, la ocasión ideal para viajar a nuevos mundos sin gastar dinero ni perjudicarte la salud. Una creencia como otra cualquiera en la que, efectivamente, hay una hipótesis y unos resultados de verificación. No hay muestras verídicas de que Dios viviera por nosotros, en cambio, hay constancia que muchos escritores viven por y para la escritura.
Os pondré el ejemplo de Antonio Gala, tres veces doctor y abogado del Estado, todo por empeño de su padre. Pero por mucho que quisiera complacerle, su verdadera vocación era la escritura y aunque decidió dejarla en un segundo plano, acabó necesariamente dedicado a ella. Fueron muchos los que se negaron a ocultar la voz de este gran autor, él tenía que escribir.
Hay personas que no pueden estar calladas, porque la escritura es un don que no entiende de reglas. Y porque cuando se nace escritor es como cuando se avecina un tornado: no hay quien los pare.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ante ciertos libros, uno se pregunta: ¿quién los leerá? y ante ciertas personas uno se pregunata: ¿qué leerá? y al final, libros y personas se encuentran